16/1/2012 radiojai.com.ar
No rehabiliten a los culpables
Efraim Zuroff

Hechos recientes en cuatro distintos países de Europa Oriental resaltan el ataque que se lleva a cabo actualmente en la narración aceptada del Holocausto en el mundo poscomunista. Tres de ellos atrajeron considerable atención, mientras que el cuarto, que quizás es el que nos brinda una mejor comprensión del fenómeno del intento que hace Europa Oriental en reescribir la historia de la Segunda Guerra Mundial, fue virtualmente ignorado, hasta que originó una solitaria protesta judía. Por Efraim Zuroff, Director del Centro Simon Wiesenthal en Israel

En Kiev, Odessa y Lviv, el 1 de enero, cientos de personas marcharon para conmemorar el nacimiento del héroe nacionalista ucraniano Stepan Bandera, que encabezó la Organización de Nacionalistas Ucranianos (OUN, por su sigla en inglés), que colaboró con los Nazis y participó activamente en la matanza en masa de judíos, después de la ocupación alemana de Ucrania en 1941. Unos días después, el consejo regional de la provincia ucraniana de Ivano-Frankivsk declaró al 2012 el año de la UPA, el ala militar de la OUN.

Desde Estonia, el 27 de diciembre, se informó que el ministerio de defensa de ese país planeaba enviar al parlamento un proyecto de ley que reconociera a los Estonianos que sirvieron en la 20º División Granadera Waffen-SS, que luchó junto con las tropas alemanas, como “luchadores de la libertad” para la independencia del país, a pesar del hecho que la Alemania Nazi no tenía intención alguna de brindar libertad a Estonia. Si bien la división Waffen-SS no participó en crímenes del Holocausto (al momento que comenzó los judíos de Estonia ya habían sido asesinados), sus miembros incluyeron hombres que habían estado anteriormente involucrados en la matanza de judíos y gitanos.

En Zagreb y Split, Croacia, el 28 de diciembre se llevaron a cabo conmemoraciones masivas para honrar a Ante Pavelic, el jefe de estado durante la Segunda Guerra Mundial, responsable del asesinato en masa de cientos de miles de serbios, 30.000 judíos y varios miles de romaníes. Pavelic, que fue llevado al poder por los alemanes, creó uno de los regímenes más letales y brutales de la Europa dominada por el Eje.

El cuarto hecho está relacionado con el ex ministro de relaciones exteriores lituano Vygaudas Usackas, actualmente Representante Especial de la Unión Europea ante Afganistán, que escribió un artículo de opinión en el Wall Street Journal en el que caracterizaba la ocupación nazi en su patria durante los años 1941-1945 como "unos pocos años de respiro de los comunistas."

En vistas del hecho de que 96,4 por ciento de los 220.000 judíos lituanos que vivían bajo la ocupación alemana fueron asesinados (junto con miles de otros judíos deportados allí desde la Europa Occidental y Central), muchos por parte de colaboradores nazis locales, la descripción de Usackas resulta bastante insensible, por no decir absolutamente escandalosa. Sin embargo, en respuesta a mi crítica, Usackas emitió una declaración pública en la que justificaba su texto original señalando el tratamiento desigual de la opinión pública occidental respecto de "los crímenes del régimen Estalinista... y la tragedia de sus víctimas," que solo hace poco recibió el debido reconocimiento legal, "en contraste con los crímenes nazis que han sido condenados universalmente por toda la humanidad civilizada." Y si bien reiteró una condena anterior por los crímenes del Holocausto en general, sus comentarios no mencionan palabra alguna sobre la trágica situación de la comunidad judía lituana o los terribles crímenes cometidos por los lituanos durante el “respiro” de la ocupación soviética.

Semejante cruel indiferencia frente al destino de más de 200.000 ciudadanos lituanos, asesinados en muchos casos por sus propios compatriotas, podría resultar impresionante proviniendo de un representante oficial de la Unión Europea, pero los hechos recientes en Lituania indican claramente la decisión del gobierno de reescribir los libros de historia para tapar los crímenes de los colaboracionistas nazis locales. En este sentido, un ejemplo sobresale: una conferencia llevada a cabo en el Seimas (parlamento lituano) en junio pasado para conmemorar el 70º aniversario de la invasión alemana. El objetivo principal de la conferencia era glorificar al Frente Activista Lituano, un grupo político que colaboró con los Nazis con la esperanza de establecer la independencia de Lituania, y que llamó abiertamente a la violencia contra los judíos. Esta incitación fue el factor de ataques generalizados a judíos en 46 comunidades inclusive antes de la llegada de las tropas nazis, un fenómeno bien documentado cuya existencia fue negada en la conferencia.

Todos los casos arriba mencionados pueden describirse como “Distorsión del Holocausto” (en oposición a la negación), que busca promover el rumor de equivalencia histórica entre los crímenes nazis y los comunistas, y por lo tanto, negarle al Holocausto su justificado lugar como caso singular de genocidio. Dicha distorsión minimiza el papel altamente significativo de los colaboradores de Hitler en Europa del Este para perpetrar los crímenes del Holocausto y facilita el camino para la rehabilitación de aquellos que lucharon contra los soviéticos, más allá de cualquier crimen que pudieren haber cometido contra los judíos. Es este fundamento ideológico el que generó los cuatro hechos aquí descriptos.

Este enfoque fue originalmente formulado en la Declaración de Praga del 3 de junio de 2008, que puede ser categorizado adecuadamente como el "Manifiesto oficial de la distorsión del Holocausto." Los firmantes originales de la declaración - 27 líderes e intelectuales de Europa Oriental – advierten abiertamente que Europa nunca estará unida hasta que "reconozca al Comunismo y al Nazismo como un legado en común" y realiza demandas concretas que si fueran aceptadas conducirían a una reevaluación revolucionaria de la historia de la Segunda Guerra Mundial, y tornarían al Holocausto en una más de muchas tragedias similares. Lamentablemente, ya han sido ampliamente aprobadas resoluciones que respaldan estos principios en el Parlamento Europeo y en la Asamblea Parlamentaria de la Organización para la Seguridad y Cooperación de Europa.

Es tiempo de que el gobierno israelí y las organizaciones de defensa de los judíos comiencen a combatir de manera activa este peligroso fenómeno, antes de que los avances logrados durante las últimas décadas en conmemoración del Holocausto y educación acerca del mismo en todo el mundo sean borrados por aquellos que tratan de ocultar los crímenes de sus compatriotas. (Haaretz)

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